¡Oh Dios mío, Padre Todopoderoso!
a quien tanto amo y en quien tanto confío,
porque tu me amas, me cuidas y proteges,
bendice mi hogar, mi familia,
y los alimentos que recibimos,
por la mediación de tu santo siervo,
San Isidro Labrador,
que con tanto amor cultivaba la tierra,
y a quien por su esfuerzo, oraciones y sacrificios,
hoy tienes contigo en la gloria eterna.
Bendito San Isidro, siervo de Dios,
trabajador, agricultor y ejemplar esposo y padre,
que tanto sufriste y fuiste humillado en vida
por las persecuciones de los acaudalados,
bendice esta casa, esta familia, este hogar,
para que a semejanza del tuyo
sea agradable a los ojos de Dios,
nuestro Padre Celestial,
y que en él no recaigan las obras del maligno.
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