Las gitanas tienen la tradición de pagarle al diablo en una boda, para que así no le eche mal de ojo al matrimonio.
Esto lo realiza la novia poniendo una moneda de plata debajo de su brazo izquierdo y sosteniéndola ahí, con su brazo recostado contra su cuerpo, por la duración de la ceremonia.
Entonces, mientras ella y su nuevo esposo dejan el lugar de la boda, ella deja que la moneda se caiga discretamente en el suelo. Cualquiera que la encuentre después esta moneda disfrutará de siete años de buena fortuna, eso dicen.
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