Oh Dios, fortaleza de todos los que esperan en ti,
acepta misericordiosamente nuestras oraciones.
Debido a nuestra debilidad,
no podemos hacer nada bueno sin ti.
Danos fuerza para guardar tus mandamientos
y agradarte en la voluntad y en las obras;
por tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor,
que vive y reina contigo y el Espíritu Santo,
un solo Dios, ahora y por los siglos.
Amén.
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